El premio «El Mazo y el Cincel», para la Dirección de Enfermería de Valdecilla

La logia masónica cántabra, Semper Fidelis 150, este año ha otorgado el premio «El Mazo y el Cincel» a la Dirección de Enfermería del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, en la persona de su directora, Gema García. Al acto, celebrado en un restaurante de Santander, también asistieron el Gerente del Hospital, Rafael Tejido, y la Subdirectora de Enfermería, Patricia Pulido, con la presencia de una representación de varios integrantes de Semper Fidelis y algunos familiares y amigos.

El premio «El Mazo y el Cincel» fue creado hace unos años por la logia Semper Fidelis y se otorga anualmente a personas de la Comunidad Autónoma de Cantabria que se hayan distinguido en la defensa, la promoción o la buena práctica de la libertad de pensamiento o de expresión, el pluralismo, la tolerancia, el espíritu crítico, la cultura en general y la solidaridad con los demás. En su primera edición se otorgó a la Librería Gil.

En esta ocasión, el justo merecedor de este premio ha sido el colectivo de enfermería del Hospital Valdecilla por su extraordinario comportamiento durante la pandemia de la COVID-19.

El V.M. entrega el premio a la Directora de Enfermería.

La dureza con la que esta pandemia ha atacado a todo el mundo ha puesto a prueba a los sanitarios, sobre todo al personal de enfermería, que son quienes más de cerca han tenido que luchar contra el virus y contra la falta de medios para combatirlo.

El V.M. de la logia hizo entrega de una placa conmemorativa del premio y pronunció unas palabras resaltando que la Enfermería no sólo es una profesión centrada en los cuidados de los pacientes sino también una organización que vertebra los hospitales. Los hospitales, explicó, son personas, no edificios ni aparatos, y la organización de esas personas determina en buena medida la calidad del propio hospital. Mientras que la organización de los servicios médicos y, en general, la selección de todo el personal, sigue los mismos criterios que hace décadas, la Enfermería ha evolucionado sin dejar de ser un colectivo muy disciplinado y capaz de ser la columna vertebral del hospital. Una epidemia es una prueba no sólo de valentía personal y dedicación, sino también de excelencia profesional y de organización. Dotar una planta y abrirla en 24 horas, trasladar a pacientes y al personal de manera casi inmediata sin dilaciones ni quejas es una tarea tan difícil como imprescindible durante una pandemia como la que asoló el mundo; la de la COVID 19. Y todo eso lo ha sabido hacer la Enfermería del hospital Valdecilla.

Gema Garcia en su discurso.

La directora Gema García, después de recibir el premio de manos del actual V.M. de la logia, dijo unas palabras en las que puso de manifiesto que el premio que le había sido concedido pertenecía a todo su equipo por igual y sin distinción, porque se trataba de un magnífico equipo que había trabajado sin descanso y siempre de buen grado, a pesar del peligro que suponía, tanto para ellos como para sus familias, ese contacto tan directo con el virus. Describió el día a día durante la pandemia, las incertiumbres, las dudas, los temores y, sobre todo, el compromiso con los pacientes, orgullosa de que todo el personal de enfermería haya trabajado sin desmayo, sin contar las horas, con decisión, incluso saliendo del hospital a apoyar a los ancianos de Cantabria.

También dijo unas palabras el Gerente del Hospital, Rafael Tejido, recordando que la organización del hospital para abrir en tiempo récord nuevas plantas COVID, en perfecta colaboración con la Dirección de Enfermería, fue determinante para controlar el virus y minimizar el número de fallecimientos, dentro de las dificultades que ha entrañado la lucha contra esta pandemia. Valdecilla intentó anticiparse al curso de la pandemia, hizo acopio de material de protección cuando aún no se había producido el pico de los contagios, mantuvo una información permanente con el personal y la sociedad, constituyó una dirección asistencial de expertos y no renunció a tratar a pacientes con otras patologías, todo ello en un contexto de incertidumbre y estrictas normas administrativas.

El V.M. y la Directora, junto al Gerente y la Subdirectora de Enfermería.

Finalmente, el V.M. de Semper Fidelis también dijo unas palabras de agradecimiento para todo el colectivo sanitario del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, por su capacidad de trabajo y por las virtudes que siempre han demostrado, sobre todo en los momentos difíciles que nos ha tocado vivir en los terribles meses de la COVID 19, y acabó recordando que precisamente el primer director de ese hospital fue el doctor Wenceslao López Albo, neurólogo de prestigio internacional y también masón. Recordó igualmente a la primera subdirectora de la Escuela de Enfermería, Mª Teresa Junquera, que tenía una amplia formación como enfermera y médica y conocía las escuelas de enfermería anglosajonas, por lo que intentó implantar el modelo Nightingale.

Se produjo a continuación una interesante conversación entre todos, con un enriquecedor intercambio de informaciones y de opiniones.

Entregamos una silla de baño a la residencia de ancianos de Roiz

Aparte de las regulares entregas de alimentos que realiza la logia Semper Fidelis 150 a la Cruz Roja de Torrelavega, nuestro H. Hospitalario todos los años se encarga de buscar residencias para personas mayores o para discapacitados, con el fin de colaborar con ellas en la ayuda a esas personas dependientes, haciéndoles donaciones de sillas de ruedas, grúas o cualquier otro tipo de producto necesario que facilite el trabajo de atención a personas con movilidad reducida. 

Residencia Valdáliga, de Mensajeros de la Paz, del Padre Ángel.
Nuestro H. Hospitalario durante la entrega.

En esta ocasión nos hemos puesto en contacto con la Residencia Valdáliga, de Mensajeros de la Paz, que se encuentra en la localidad cántabra de Roiz, para hacerle entrega de una silla de ruedas para baño que servirá para mejorar las condiciones de trabajo de los asistentes y para que los ancianos disfruten de un plus de comodidad.

Nuestros mayores y, en general, todas las personas dependientes, con movilidad reducida o discapacitadas, necesitan toda la ayuda que podamos prestarles para que puedan tener una vida más fácil, y nuestro deber, y el deber de todos, es hacer lo que esté en nuestra mano para conseguirlo, porque ellos, más que nadie, se lo merecen.

Más de una tonelada de alimentos para la Cruz Roja

La logia masónica Semper Fidelis 150 de Cantabria, este año tampoco ha faltado a su compromiso con los más necesitados y, bajo la dirección de nuestro H. Hospitalario, ha entregado más de una tonelada de alimentos no perecederos a la Cruz Roja de Torrelavega.

El compromiso de la masonería en general con las personas que más lo necesitan es uno de los pilares de esta institución, y desde hace ya varios años, la logia Semper Fidelis está colaborando con la Cruz Roja para participar también en ese importante y necesario movimiento solidario que pueda servir para paliar las extremas dificultades económicas en las que, desgraciadamente, se encuentran muchas familias.

Es fundamental que la sociedad tome conciencia de la necesidad de que, dentro de las posibilidades de cada uno, se preste esa ayuda tan necesaria, porque no es suficiente con el trabajo de la Cruz Roja, la Iglesia y las ONGs implicadas en este proyecto filantrópico; también podemos, de manera individual, poner nuestro granito de arena para conseguir una sociedad mejor y más feliz.

La Luz ha llegado al Oriente Eterno

Sabino Pereda, masón. Una buena persona.

Su sonrisa amable, su mirada limpia y sus comentarios desenfadados eliminaron en un instante mi nerviosismo ante lo desconocido. Sabino fue el que me recibió en mi iniciación y quien lo preparó todo con la perfección que acostumbraba para que la ceremonia discurriese en la forma debida. Su actitud atenta y cordial me llamó especialmente la atención, porque todo lo hacía desde la más sincera humildad. Sabino era como un libro abierto; no había en él ni un ápice de artificio y casi se podía ver aquella luz con la que siempre lo iluminaba todo.

Sabino fue el primer Venerable Maestro de la Logia Semper Fidelis, que fue la primera en Cantabria después de ochenta años, y supo construir, desde su sencillez, una magnífica logia llena de fraternidad en la que no cabía ningún tipo de mala práctica entre los que hemos tenido la fortuna de estar cerca de él. 

Sabino junto al estandarte de su querida Logia.

Sabino todo lo controlaba. Siempre era el primero en llegar a nuestro lugar de reunión, para que cuando fuésemos llegando los demás ya estuviese todo preparado. Él se ocupaba de que los ágapes estuviesen en su punto y a la hora, y habitualmente era él uno de los que se encargaban de servirnos en la mesa a los demás. Y lo más importante, Sabino sabía darnos vida y alegría a todos con sus bromas, con sus sentencias y con sus discursos, que ahora, querido Sabino, me parecen cortos…

Sabino tuvo una vida plena y feliz; recorrió países, trabajó en mil oficios y llegó a conocer casi todo sobre la masonería. Fue muy querido por su familia, por sus hermanos, por sus amigos y por todos los que lo conocieron, porque Sabino fue una persona especial, una persona singular, una persona notable… y podrían atribuírsele a Sabino un sinfín de los más altos calificativos, pero lo cierto es que todos ellos se reducen a uno solo que lo comprende todo: Sabino fue, simplemente, una buena persona.

Su último viaje nos ha entristecido, pero ha llenado de alegría al Oriente Eterno. Su último viaje, el último viaje de Sabino, ha llenado el Oriente Eterno de vida, ha llenado el Oriente Eterno de energía, ha llenado el Oriente Eterno de Luz. 

Gracias por todo, Sabino.

Sabino como protagonista indiscutible de una subasta.

Un nuevo Aprendiz en la Logia Semper Fidelis 150

La Logia Semper Fidelis 150, de la Gran Logia de España, en su última reunión ha admitido a un nuevo miembro que ha pasado a formar parte de esta fraternidad como Aprendiz Masón. 

En la masonería especulativa, emulando simbólicamente a la masonería operativa, el grado de Aprendiz es el que se adquiere en el momento en que se inicia el largo recorrido masónico de mejora hacia una perfección progresiva, aunque siempre inalcanzable. Su mandil blanco, de piel de cordero, simboliza la pureza y la inocencia, y a lo largo del aprendizaje, el iniciado irá conociendo el significado de las herramientas que le ayudarán a entender los principios de moralidad esenciales en la masonería. Estos principios morales, una vez debidamente interiorizados, fluirán de forma natural en la vida diaria, aportando su esencia a quienes nos rodean.

Algunos de los miembros de Semper Fidelis que participaron en la ceremonia.

La ceremonia, íntima, fraternal y llena de simbolismo, transcurrió como estaba previsto y finalizó con el clásico ágape, incluidos todos sus brindis, tras los cuales disfrutamos de una agradable sobremesa. En la sobremesa hablamos, entre otras cosas, de esa apasionante mezcla de historia y masonería que siempre conduce a descubrir nuevos e interesantes puntos de vista sobre las distintas narraciones.

En Semper Fidelis 150, nuevamente hemos disfrutado de un agradable día en el que, sobre todo, hemos celebrado el poder compartir nuestra fraternidad con un nuevo hermano que a partir de ahora nos acompañará en nuestro interesante recorrido masónico.